¿Qué decimos?

 

Ciudad de México a los 8 días del mes de marzo de 2023.

 

“¿No estoy aquí yo, que soy tu Madre?, ¿Acaso no estás en mi regazo?”

 

A todas las Mujeres de nuestra amada Patria y de nuestra Iglesia:

 

Les saludamos con respeto, y les manifestamos la alegría que experimentamos al acercarnos al festejo de los 500 años de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe en nuestra amada patria.

 

No dejamos de manifestarle a Dios nuestra gratitud por el lugar esencial que en el nacimiento de nuestro amado México ha tenido una mujer muy especial como lo es “la Madre del verdadero Dios por quien se vive”.

 

Y junto con nuestra gratitud al Señor hoy asumimos los desafíos que se nos presentan por una realidad no pocas veces cruda en la que han vivido y siguen viviendo las mujeres de nuestra Patria.

 

En el plano social la mujer sigue siendo discriminada y se le niega la igualdad de oportunidades, académica y culturalmente sigue ubicada un paso atrás del varón, económica y laboralmente se le trata con inferioridad, desde lo familiar se sigue potenciando la primacía del varón y la infravaloración de la mujer, políticamente es utilizada y desplazada para simular cuotas de género, mediáticamente son instrumentalizadas, y desde lo eclesial como institución nos reconocemos deudores, por lo que queremos empezar a saldar nuestros adeudos con ustedes.

 

Hoy les comunicamos a todas ustedes y a nuestra sociedad que el festejo por los 500 años del Acontecimiento Guadalupano, que viviremos con el favor de Dios en 2031, así como el Jubileo por los 2000 años de la Redención a celebrarse en el año 2033, son un motivo de renovación eclesial por lo que esta historia nueva estará incompleta y carente si como Iglesia no asumimos y propiciamos cambios sustanciales que contribuyan a la dignificación de toda mujer y que corrija cualquier expresión que denigre a toda mujer, tal y como Cristo nos ha enseñado y hemos conocido en el obsequio de las apariciones en el Tepeyac de la Madre de Dios.

 

Agradecemos a Dios tener como Iglesia un Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 que diagnosticó el problema cultural del machismo y sus nefastas consecuencias (n. 50), así como hemos asumido con oprobio que en nuestro país los rasgos más dolorosos de la pobreza, la desigualdad y la violencia, tienen rostro de mujer (n. 41).

 

Nos avergüenza el tema del feminicidio, la trata de menores, las desapariciones de mujeres (n. 53), así como la victimización y revictimización social de la mujer por el hecho de ser mujer, por ser niña o por ser anciana, por ser madre soltera, por ser divorciada, por ser viuda, por ser indígena o de la cultura afromexicana.

 

Hoy como Iglesia soñamos un México distinto para toda mujer y junto con compartirles nuestro sueño nos comprometemos a propiciar desde la Iglesia los cambios que contribuyan a la dignificación de toda mujer.

 

Soñamos con el aprecio del “genio femenino” y anhelamos que en la redefinición del papel de la mujer, no se le despoje del Evangelio, para que así la mujer no pierda lo más valioso y no deje de ser custodia, constructora y trasmisora de vida y valores cristianos.

 

Soñamos con ser una Iglesia cada vez más en conformidad con el Evangelio y que, en los valores del Evangelio, les ofrezcamos posturas más flexibles, menos rígidas para que así seamos una Iglesia mucho más compasiva.

 

Soñamos con ser una Iglesia mucho más incluyente y abierta, una Iglesia de puertas abiertas y en salida, así como el ofrecer una mayor atención a las personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad.

 

Soñamos con ser una Iglesia viva, en crecimiento y más actual que entienda los retos de nuestro entorno y que dialogue partiendo del Evangelio sobre los temas actuales que hoy desgastan a toda mujer.

 

Soñamos y trabajaremos por incluir a la mujer en los espacios y estructuras eclesiales nacionales, diocesanas y parroquiales donde se construye la Iglesia y se toman todo tipo de decisiones, incluyendo las decisiones relevantes, para así enriquecer a la Iglesia y su quehacer con la perspectiva femenina que ustedes tienen y que ofrecen sobre las necesidades del entorno, con lo que construiremos comunidades más humanas, fraternas y solidarias, acordes con el Evangelio de Jesucristo.

 

Soñamos y nos empeñaremos en desarrollar y fortalecer en toda mujer dentro de la Iglesia las diferentes áreas o dimensiones de su persona a través de programas de formación y herramientas de capacitación que contribuyan a mejorar su calidad de vida.

 

Soñamos y haremos todo el esfuerzo por detectar, acercar y acoger con visión evangélica a las mujeres en condiciones de vulnerabilidad y exclusión a través del acompañamiento humano, pastoral y espiritual, para que sean miembros activos de nuestra comunidad eclesial.

 

Soñamos y velaremos por fortalecer y sanear la relación existente entre las mujeres, los ministros ordenados así como todos los demás agentes de pastoral, para así realizar quehaceres pastorales de manera conjunta, con empatía, valoración y respeto mutuo, en la construcción de comunidades diocesanas y parroquiales más unidas y participativas.

 

Soñamos y nos comprometemos a atender, escuchar y canalizar las necesidades de las mujeres a través de sinergias en la articulación eclesial y nuestra vinculación con otras instancias fuera de la Iglesia, para contribuir a la solución de sus necesidades y, con ello, comunicarles que son hijas amadas de Dios.

 

Soñamos con ser para toda mujer una Iglesia Sinodal que desde la Comunión sabemos escuchar como Dios lo hace y vivenciamos el auténtico seguimiento de la Persona de Cristo, que desde la Misión tenemos un lugar para todos y todas, ya que el Hijo de Dios ha querido dar su vida por todos y que desde la Participación potenciamos el cumplimiento de la vocación y dignidad bautismal de todo hombre y de toda mujer, que es la base de nuestra igual dignidad en Cristo.

 

Que Santa María de Guadalupe, mujer sencilla incluida en la Redención de Jesucristo y que en el Acontecimiento de sus apariciones ofreció vida y consuelo a nuestra nación, nos proteja con su maternal manto para ofrecer el  amor cristiano a todas las mujeres de nuestra Patria.

 

+ Engelberto Polino Sánchez

Obispo Auxiliar de Guadalajara

Presidente de Comisión Episcopal de la Pastoral Social

 

+ José Guadalupe Torres Campos

Obispo de Ciudad Juárez

Presidente de Dimensión de Pastoral Movilidad Humana

 

+ José Hiráis Acosta Beltrán

Obispo de Huejutla

Presidente de Dimensión de Pueblos Originarios y Afromex.

 

+ Roberto Madrigal Gallegos

Obispo de Tuxpan

Presidente de Dimensión de Cuidado Integral de la Creación

 

+ Enrique Sánchez Martínez

Obispo de Nuevo Laredo

Presidente de Dimensión de Pastoral Penitenciaria

 

+ Roberto Yenny García

Obispo de Ciudad Valles

Presidente de Dimensión de Pastoral de la Salud

 

+ Joél Ocampo Gorostieta

Obispo de Ciudad Altamirano

Presidente de Dimensión de Pastoral del Trabajo

 

+ Hércules Medina Garfias

Obispo Auxiliar de Morelia

Presidente de Pastoral de Fe y Compromiso Social 

 

 

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